
Sumergido en la oscuridad, sin luz aparente.
Rodeado de sombras, con ojos siniestros.
Viendo el rechazo constante en la mirada de los demás.
Solo veo espaldas en este mundo, pues todos los que me conocen se alejan,
voy acumulando odio, ira y resentimiento, a la vez que me hago más y más egocentrico.
Aprendo a quererme a mi mismo, sin importar lo que los demás piensen,
sin importar los medios para conseguir metas.
Aprendo a aisalrme de todo y todos.
Hasta que aparecio ella, eterna victoria, con su tez blanca
que iluminan los caminos oscuros, que me guía y me aconseja.
La busco, sigo sus huellas que dejan un aura de luz.
Veo en sus ojos que reconoce mi existencia y me valora como soy.
Pero ya no soy el mismo, con solo ver esos ojos ya puedo ser mejor.
Se va el egocentrismo, empiezo a creer en eso llamado amistad.
Ya no pienso solo por mi, y para mi.
Hoy, despues de tanto tiempo, sigo escuchandola, a la vez que ahora ella me escucha a mi también.
Asi aprendo a confiar, a la vez que aprendo a que confien en mi.
Hoy, a pesar de los problemas soy un hombre feliz,
feliz de vivir, que se re-encanto con la vida.
Soy un convencido de que sin ella, jamas lo habria logrado.
Cuando estoy triste, solo me basta mirar al cielo, ver la luz de luna que me ilumina desde las alturas, para recordarla, y hacer desaparecer esa tristeza.
Solo me basta mirar el cielo, y contemplar la eterna victoria.